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El columpio bajo el techo
...somos los nacidos por atrás. Nos han cagado por mucho tiempo y para subsistir hemos tenido que transformarnos en grandes psicópatas. Huelga-á de... a... Repetía en voz alta, en medio de la penumbra de aquél cubículo en que habitábamos. Tan alto como se oía su voz, se escuchaba entre unos harapos amontonados en una esquina a modo de cama, su cama, la forma en que un ratón se escabullía por entre las paredes, probablemente para ir a otro cuartucho a masticar maderas ennegrecidas ...de obreros amenaza actividad industrial del país, poniendo en jaque al León... Sus ojos se esforzaban mucho para lograr ver el papel enmarañado, mucho más de lo que se esforzaba su voz por repetir. Al fondo tosía y lloraba una guagua al unísono de una gotera que caía por nuestros techos desde hacía por lo menos una semana. Yo desenvolvía uno a uno los abarrotes que me habían enviado a comprar en la mañana, y me detenía de vez en cuando para mirar hacia abajo por entre los tablones del suelo y ver un trozo de calle, y reconocer a Cristina saltando sobre la rueda averiada de la carreta de su padre. No podía despegar mis ojos de Cristina, pero sentía que debía seguir oyendo a la abuela repetir todo eso, como si hubiese adivinado que quizás era algo importante. Congreso Rechaza Reformas la-bo-ra... les jabón Julieta hoy, continuaba, desenfocando la vista una y otra vez, ocho de noviembre de mirnov... veintidós El León aún no puede con su amenaza de traer Rusia a Chile. -¿Qué es Rusia?- musité aún desempacando una botella de aceite. No me escuchó. Yo entonces sólo pude saber que la fecha que ella dijo era de al menos un año atrás, y para ese entonces yo sólo sabía que ocho eran mis años. Una radio sonaba chirreante desde una casa vecina, única gloria material de los habitantes de esa casa, quizás la única gloria de todo el conventillo. Podía imaginar a la madre de Cristina tosiendo desde su cama oyendo esa misma música, mientras ella le llevaba algo de comer. -Rusia queda lejos. El paquete de medí- as... -¿Qué son medí-as? -Deja de preguntar ya niño, termina de ordenar eso que tu mamá va a llegar pronto, tu hermano y tu padre también.- Me dijo con tono seco, sin hacerme caso. "Reformas", dije yo en voz alta, sólo porque recordaba que mi padre y mi hermano alguna vez dijeron que las reformas eran unas mierdas que habló un león, que eran sólo un juego. Pensé que sería bueno jugar a eso, pero me acordé también que una vez Ricardo había ido a unas "reformas" con su papá a gritar sobre eso, y Ricardo volvió con una tremenda herida en la cabeza y su papá con un tajo en el pómulo, del que aún le quedaba una marca morada, endurecida. Empezó a llover y el agua caía entre los techos, se escuchaban una serie de gritos de rabia en las casas vecinas, las señoras llamaban a sus hijos a que entren en sus casas, y el sólo pensar en que pronto llegarían mi mamá, mi papá y mi hermano, me ponía de mal ánimo porque la casa iba a estar llena. Para no pensar en eso preferí mirar los dibujos del papel de la comida que había ido a comprar. Vi una mujer en una caja con agua, sin ropa. Estaba concentrado mirando cuando mi abuela me arrebató la hoja. -Esto no es para ti. El Hú-sar dela Muerte. -En el centro había un inmenso letrero con el dibujo de eso que usted está viendo. Le dije a mi papá que entráramos en ese lugar, pero me dijo que había que tener sombrero. Me estoy haciendo uno para ir. Película dijo que se llamaba? -Apúrate en guardar eso, se va a mojar todo. Guardé todo bajo unos trapos. Salí de mi casa bajando por las escaleras, la radio se oía un poco más claro y escuché esto: ...Con profundo dolor, manifestó sentirse el arzobispo de Santiago ante la decisión del estado de alejar a la Iglesia del funcionamiento de gobierno, como estipula la nueva constitución pronta a aprobarse en el congreso chileno... Chile se aleja de Dios... Encontré a Ricardo en el patio y lo vi columpiándose en la tapa de perol que habíamos amarrado a una viga del techo, que crujía en cada remezón que él daba. Me ofrecí a empujarlo. Comencé a hacerlo cada vez con más fuerza, y él ya no sólo sonreía ante el impulso que yo le daba sino que se paraba sobre la tapa haciendo algunas piruetas al llegar contra la otra pared. Los dos reíamos. De la radio se escuchaba una canción que yo había oído antes, "De la sierra morena cielito lindo... Ayayayái canta y no..." pero Ricardo no me dejó entender nada de lo que seguía porque comenzó a gritar cambiando la letra sobre la melodía. -¡Cállate güeón oh!, juega callado. Miren que el tal Arturo nos iba a tener contentos -gritó el papá de Ricardo por la ventana. Una vez más pude ver el tajo que las reformas le habían dejado en la cara. -Déjalos, ellos no saben nada, nada de esto.-le gritó mi hermano que entró en ese instante al patio. Ricardo me miró con cara de susto, y yo hice lo propio palideciendo ante el miedo de que mi hermano se diese cuenta de que estábamos jugando con la tapa de una olla de mi casa. Me miró fijo, me tocó la cabeza y subió la escalera. Yo y mi amigo lo seguimos, sólo por la idolatría y respeto que sentíamos hacia él. Mi abuela aún estaba en su silla, repitiendo "El poeta llegado desde Argentí-na impone la moda en Santiago, luego de estar un año e-nn", a lo que mi hermano respondió con un "El que hace un año salió de su tierra/buscando lejanías de vida y muerte/ Su propio corazón y el corazón del mundo..." -Abuela, mi papá va a llegar de la pega y usted tiene este desorden. Iba a salir del turno media hora después que yo, y usted sabe las puteadas que echa cuando ve todo así.- prosiguió mi hermano, cortando aquellas palabras extraña que decía para hablarle a mi abuela. -Como sin nunca estuviera desordenado. Además, tu mamá me dejó sola con Esteban y yo así de vieja apenas me muevo de acá. -Pero no ayude a desordenar pues, miren que leyendo los diarios en que se envuelven los huevos y el aceite. ¡Pase pa`cá!.- y botó los papeles al basurero. Yo y Ricardo bajamos otra vez al patio. Ya casi no entraba luz por el boquete por donde todos llegaban. Ricardo me dijo "te toca", antes de empujarme sobre nuestro invento de columpio. Esa noche me acosté muy cansado. Y por la mañana desperté muy cansado. Como en muchas otras. Nicolás Gutierrez RUT: 15.243.632-7 Nercón email: pataenlaraja@mixmail.com |
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